
Amiga, no hay mujer más bella
ni más galante que aquella
que muestra tu espejo.
Pero, la belleza no es eterna:
se marchita. Y con el tiempo es una condena
ver en cualquier lugar tu propio reflejo.
Por eso, tenes que vivir todos los días
aceptando todas estas ofertas de alegrías,
para que con el tiempo, cuando se vaya tu belleza,
no penses ”pudo haber sido” y te invada la tristeza.
Matias Humaran
(2007)
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