Yo tengo una lejana estrella mía
que es pequeña y como ninguna:
verde, y opaca a la pálida luna.
Es el lucero escondido en el día.
Lejana chispa resplandeciente
que no le importa que se siente,
su espacio es pequeño y animado,
pintado, disimulado, casi inventado.
Cuerpo celeste siempre atraído al vacío,
siempre de mi órbita excéctrica fugitiva.
La que a horizontes con su aurora cautiva
y con su aparición envenena el rocío.
Extranjera del alba, mentira del olvido,
medusa galáctica si la cruzás estás perdido.
Es una eterna supernova inconclusa,
de rara materia interestelar... y mi mejor musa.
Matías Humarán
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